Embarazo mes a mes: quinto mes

Todo cambia en el quinto de mes de embarazo. El bebé es una presencia real, más allá de los meros síntomas. Se sienten sus patadas y se puede escuchar el latido fetal. Está prácticamente formado y ahora crece sin parar. La madre sentirá un ligero dolor en la parte inferior del abdomen, a causa del estiramiento de los ligamentos, empujados por el crecimiento del útero. También aumenta el número de pulsaciones y la piel puede cambiar de coloración.

Al comenzar este mes el feto percibe los sonidos gracias a la vibración que estos producen en el líquido amniótico y a través de los párpados también la claridad cuando la luz da sobre el vientre de la madre. Además, en la segunda semana se activa el sentido del tacto y se reconoce a sí mismo tocándose por todas parte. Incluso agarra el cordón umbilical. Lo cierto es que se vuelve muy activo y es cuando por lo general se sienten sus primeras patadas.

Su metabolismo cambia. Empieza a funcionar la glándula tiroides y con ésta la hipófisis, encargada de producir la hormona de crecimiento. También su aparato digestivo acumula sus primeros excrementos (mecomio) y a fabricar jugos gástricos para absorber líquido amniótico, trasladarlo a los riñones, filtrarlo y devolverlo al saco amniótico. Al final del mes también inicia su actividad el páncreas para producir su propia insulina.

A mediados del quinto mes de embarazo es cuando se recomienda una ecografía. Es la última vez que se le podrá ver de cuerpo entero y puede comprobarse si es niño o niña. En este momento ya reconoce la voz de la madre y percibe los sonidos exteriores, reaccionando ante ellos. Incluso patalea cuando alguno de ellos le sobresalta y se relaja cuando escucha música suave, especialmente si el ritmo es similar al del corazón de la madre. Sus movimientos ya no son reflejos, sino controlados, aunque duerme una media de 20 horas al día e incluso sueña.

Al finalizar el quinto mes de embarazo el tamaño del feto se aproxima a los 24 centímetros y pesa casi 400 gramos.