En el octavo mes de embarazo las hormonas están revolucionadas y la madre sufre las consecuencias. La impaciencia porque llegue el momento del parto puede generar algo de ansiedad. Los pechos crecen aun más e incluso puede ocurrir que los pezones excreten un líquido blancuzco. También se empieza a notar la presión sobre la pelvis, puede resultar difícil conciliar el sueño y es normal que los tobillos se hinchen, especialmente al final del día.
El estreñimiento y las hemorroides son un riesgo que hay combatir con la alimentación: cinco o más comidas al día, alimentos con mucha fibra y mucho agua. Durante este mes, generalmente en la semana 34, se realiza la última de las tres ecografías obligadas.
En el octvao mes de embarazo los huesos del feto prosiguen su proceso de crecimiento y endurecimiento y la grasa continúa acumulándose en la piel, haciéndola más rosada y redondeando el cuerpo. También se está desarrollando su sistema inmunológico. Además, se completa la maduración de los órganos genitales: si es niña ya tiene en sus ovarios todos los óvulos que madurarán a lo largo de su vida fértil; y, si es niño, los testículos se habrán ubicado en la bolsa del escroto. Finalmente la cabeza ya tiene pelo y tiene unas cejas visiblemente pobladas a causa de la acumulación de lanugo.
En estos momentos los intercambios hormonales entre el feto y la madre son constantes, lo que en ella genera cansancio y alteraciones del estado de ánimo. Una de las manifestaciones de este hecho como el futuro bebé prepara a la madre para la lactancia: sus glándulas suprarrenales del feto son de gran tamaño, ya que producen muchos esteroides que, una vez en la placenta y transformados en estradiol, ayudan a generar prolactina, una hormona necesaria para la producción de leche. Ambas glándulas recuperarán el tamaño normal cuando los niveles de estradiol en el organismo de la madre sean los adecuados.
El útero crece al mismo ritmo que el feto y la falta de espacio hará que se mueva menos, aunque en realidad duerme la mayor parte del tiempo. Lo normal es que esté boca abajo, con su cabeza en la pelvis, dejando la parte superior del útero para la placenta. Al finalizar el octavo mes de embarazo el feto mide 40 centímetros y pesa más de 2 kilos.
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